Albúmina alta: ¿para qué sirve su análisis?

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Como estamos descubriendo últimamente con nuestros posts, la sangre está formada por decenas de componentes, cada uno de ellos con una función especial que hace que nuestro organismo funcione adecuadamente y de forma sana. El pero a un sistema tan sofisticado como es el cuerpo humano, es que todo debe estar en su justa medida y de la forma correcta; cualquier elemento que ‘vaya por libre’ podrá causar molestias y enfermedades más o menos preocupantes.

Ese es el caso también en la albúmina alta, una proteína de la sangre, la más abundante en el suero (50-60%). Sin duda es un elemento interesantísimo, ya que cumple varias funciones vitales y es capaz de permanecer en circulación unos 19 días hasta que finalmente se metaboliza en los tejidos. Así que, sin más preámbulos, veamos todo lo que sabemos hasta la fecha de la albúmina, incluyendo sus niveles normales y cuándo estos pueden ser un motivo de preocupación.

¿Qué es la albúmina?

Como ya hemos dicho, la albúmina se encuentra en la sangre, nuestro líquido favorito, pero también en otros componentes, como en el huevo, la leche y otras sustancias de origen tanto vegetal como animal. La podríamos llamar incluso una súper proteína, ya que algunas de sus funciones son mantener el líquido dentro de los vasos sanguíneos evitando que se escape, transportar hormonas tiroides y los ácidos grasos (también vitaminas, fármacos, enzimas e iones como el calcio) o movilizar la bilirrubina no conjugada, pero también tiene algunos propósitos menores.

El hígado es el órgano que la sintetiza para acabar metabolizándose en los tejidos. Sus concentraciones pueden variar si la persona padece una afección hepática, si no consume los nutrientes adecuados o si sufre procesos inflamatorios graves. De hecho, la albúmina puede aumentar en casos de deshidratación.

Esta prueba suele pedirse de forma habitual, ya que hay ocasiones en las que viene incluida en el perfil metabólico completo de chequeo rutinario. Además de lo ‘normal’, esta prueba puede ser muy útil en los siguientes escenarios:

  • Para detectar enfermedades hepáticas. Hay que tener en cuenta que suelen aparecer junto con  síntomas como fatiga, pérdida de peso, falta de apetito, cansancio, orina oscura, heces de color pálido e ictericia.
  • Para diagnosticar enfermedades renales. Los síntomas de estas enfermedades suelen ser hinchazón abdominal, producción de orina espumosa o sanguinolenta, orinado elevado, náuseas y picor en la piel.

 

Ahora, por supuesto, queremos hacer un llamamiento a la calma: un nivel bajo de albúmina no tiene porqué ser un síntoma claro de alguna enfermedad que necesite de un tratamiento médico completo o inmediato. Es posible que el desnivel se deba a la ingesta de algún tipo de medicamento que altere los valores normales, pero siempre es mejor prevenir que curar, por lo que si aparecen síntoma asociados tanto a un ascenso como a un descenso de la proteína, es imprescindible acudir al médico para que haga las pruebas y determine el diagnóstico exacto al problema.

 

Análisis de albúmina en sangre

El examen de albúmina se pide normalmente para analizar el estado nutricional de la persona y ayudar en el diagnóstico si se sospecha de posibles enfermedades renales y hepáticas. Otro caso donde suele demandarse es  cuando se le va a realizar una cirugía a un paciente para así corroborar su condición general y evaluar si se puede continuar con el procedimiento quirúrgico como estaba planeado.

El análisis de la albúmina se pedirá también con otros análisis, como el de la urea, la creatinina y las proteínas totales en la sangre si hay síntomas de enfermedades del hígado (ictericia, enfermedades renales).

La parte positiva de este análisis es que es muy simple para el paciente: no requiere ayunas, solamente una muestra de sangre obtenida en el laboratorio. Debemos recordar en este punto que la persona que se va a someter al examen tiene la obligación de informar sobre si está bajo tratamiento con medicamentos (esteroides anabólicos, insulina y hormona del crecimiento) porque puede interferir en el resultado del mismo.

 

Niveles

Pasemos ahora a saber cuáles son los niveles más normales o estables de la albúmina. Como siempre, el valor ‘sano’ de esta proteína en una persona dependerá de su edad, sexo y su historial médico (si tiene alguna enfermedad o irregularidad, por ejemplo). Dicho esto, se ha estipulado que los valores normales oscilan entre 3,4 y 5,4 gramos por decilitro de sangre (g/dL). En los niños y jóvenes los intervalos normales pueden ser algo más bajos, pero no significa que haya riesgo de nada.

Albúmina alta. Un valor superior a la media sería todo aquel que supere los 5,4 gramos por decilitro. A esta condición se la conoce como hiperalbuminemia y normalmente viene acompañada de la deshidratación, por lo que el causante puede ser, por ejemplo, la diarrea. Esto se debe a que hay un descenso de la cantidad de agua presente en el organismo, cosa que altera la proporción entre albúmina y agua, que hace que haya más cantidad de esta proteína en la sangre.

 

Sin embargo, existen otras causas para la albúmina alta:

  • VIH / SIDA. Este virus ataca a todas las células inmunitarias del cuerpo, haciendo que nuestra barrera protectora se debilite y sea mucho más fácil para otros virus atacarnos. El resultado acaba siendo un nivel sérico elevado de globulinas, ya que el cuerpo busca equilibrarse produciendo más inmunoglobulinas.
  • Gammapatía monoclonal. Esta afección se da cuando el cuerpo o produce proteína monoclonal o proteína M, un elemento en realidad anormal que, sin embargo, no suele causar muchos problemas. Sin embargo, si no se trata a tiempo y se deja pasar, puede acabar derivando y evolucionando en algo mucho peor, como el cáncer, entre otros problemas. La impotencia frente a la gammapatía monoclonal es porque es imposible predecir qué condición progresará y cuál no.
  • Mieloma múltiple. En este caso las células de mieloma (que producen anticuerpos) se vuelven cancerosas y comienzan a multiplicarse de forma agresiva, haciendo que las células plasmáticax aumenten en número, manifestándose como albúmina alta en sangre.
  • Amiloidosis. Esta enfermedad hace que también aparezcan unas proteínas anormales llamadas amiloides, que se fijan a algunos órganos (riñones, corazón, bazo, hígado, etc.) y producen una disfunción en el organismo que causa esa albúmina alta en la sangre. Dependiendo de la causa de la amiloidosis, el paciente podrá mostrar unas características clínicas u otras.

 

La albúmina alta tiene una serie de síntomas, entre los que se incluyen algunos de los que acabamos de mencionar que, en realidad, podrían deberse perfectamente a otras enfermedades. Sin embargo, debemos conocer cuáles son y prestarles atención para acudir al médico en cuanto los detectemos si prosiguen en el tiempo:

  • Náuseas.
  • Diarrea.
  • Fatiga.
  • Mareo tanto de pie como sentado.
  • Pérdida de peso sin motivo aparente.
  • Fiebre.
  • Hormigueo o entumecimiento.

 

Aunque es necesario estar atento a cualquier síntoma, no recomendamos el autodiagnóstico; si se observa algo anormal, el procedimiento es acudir a un médico o a un laboratorio para que realicen los procesos necesarios y acordes a los síntomas del paciente.

Albúmina baja. La situación también puede ser a la inversa, es decir, padecer hipoalbuminemia o  valores de albúmina por debajo de lo normal. Se pueden observar una serie de síntomas que acompañan a esta condición:

  • Problemas renales en los que se produce un aumento de excreción en la orina (síndrome nefrótico e insuficiencia renal crónica).
  • Alteraciones intestinales. En este caso hay una pérdida sustancial de proteínas, incluida la albúmina, por el tracto gastrointestinal. Pues deberse a ciertas enfermedades como la colitis ulcerativa, la enfermedad de Crohn y la celiaquía.
  • Desnutrición. No se produce una absorción correcta o ingestión adecuada de nutrientes, cosa que interfiere en la absorción o producción de albúmina.
  • Enfermedades en estado crítico. Esta caso altera la distribución de la albúmina entre los compartimentos intravascular y extravascular, afectando a su producción en el organismo e incrementando su degradación.
  • Procesos inflamatorios como insuficiencia cardíaca, quemaduras, pancreatitis o cirugías delicadas.

 

Un valor de albúmina bajo también puede decirnos que se está produciendo algún problema en el hígado debido a una disminución de la producción de esta proteína. De ahí que el médico, para descartar problemas, solicite normalmente exámenes complementarios para evaluar la salud de este órgano.

 

Tratamiento

Si se descubre que existe un nivel del albúmina alto, el médico seguramente pase a pedir pruebas adicionales para detectar con precisión qué está ocurriendo para que haya una irregularidad en esta proteína. Existen análisis un poco más específicos que podrán ayudarle a determinar la causa, como la prueba de electroforesis de proteínas en suero, que mide cada proteína en la sangre. De esta forma es más fácil descartar aquellas que causan el problema de aquellas que no. Suele pedirse cuando hay sospechas de una enfermedad de la médula ósea.

Por lo tanto, dependiendo de la causa, el tratamiento variará, ya que cada problema tiene una solución concreta que afectará lo mínimo posible al resto del organismo y a la vida habitual del paciente. En este caso no existen remedios caseros que solucionen el problema, pero sí es recomendable y casi obligatorio seguir una dieta variada y en equilibrada, realizar alguna actividad física (no tiene porqué ser de alta intensidad) de forma habitual, beber agua y evitar el tabaco y el alcohol (este en exceso). Más allá de eso, será el médico el que nos explique cómo debemos proceder a partir de ese momento.

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