Comúnmente conocido por su función de protección del sol contra la piel, el betacaroteno no solamente puede contribuir a un mejor estado de nuestra epidermis. Sus funciones y sus aportaciones para el bienestar de nuestro organismo son indispensables. No podemos olvidarnos de que estos pigmentos son fuente de vitamina A.
Como laboratorio de análisis clínico es importante comprender y analizar su papel en todos los aspectos en los que puede influir en el cuerpo, no solamente en la piel. La cantidad de este elemento puede influir en los resultados de análisis, por lo que es crucial tener una visión amplia y comprender su funcionamiento. Además, es importante conocer las fuentes dietéticas que lo proveen, si hay suplementos disponibles y cómo se relaciona con los marcadores clínicos.
¿Qué es el betacaroteno?
Este elemento es un isómero del caroteno, un pigmento de origen tanto vegetal como animal que, al asimilarse en el cuerpo, se convierte en vitamina A. Tienen un característico color naranja, amarillo o rojo, que es justamente lo que confiere esos tonos a los alimentos que lo contienen. De ahí que las zanahorias, por ejemplo, sean naranjas. Y, además, una de las hortalizas que más betacaroteno contiene.
Estos antioxidantes naturales ayudan a la protección de la piel contra los efectos del sol. Y es que es capaz de crear un filtro natural contra los rayos UV para proteger la piel de quemaduras solares. Es la vitamina A que produce de forma derivada la que estimula la producción de melanina y promueve el buen funcionamiento de las células cutáneas.
Sin embargo, el betacaroteno también ayuda a fortalecer el sistema inmunológico y protegerlo contra varios tipos de enfermedades. Y no solo eso, si no que también estimula la producción de glóbulos blancos en la sangre. Aunque a través de los alimentos es la forma más normal de poder obtenerlos, si algún paciente tiene problemas para metabolizarlos o en su absorción, existen suplementos alimenticios (en tabletas o cápsulas) que pueden emplearse.
Investigaciones recientes destacan la importancia de tener en cuenta la interacción entre fitoquímicos y otras sustancias en el cuerpo humano. Se ha podido observar que su combinación y sus relaciones químicas son fundamentales para que el proceso sea efectivo. Esto significa que los fitoquímicos presentes en frutas y vegetales son más efectivos en el organismo cuando actúan en su forma natural, combinados de manera sinérgica con otros compuestos.
Los carotenoides, por su parte, cuando se combinan sinérgicamente con otros fitoquímicos como polifenoles y la vitamina E, tienen la capacidad de inhibir el crecimiento de células cancerosas y ofrecen protección contra enfermedades crónicas. De ahí que el betacaroteno esté en el punto de mira de las últimas investigaciones.
Beneficios del betacaroteno en el organismo
Además de los ya comentados y evidentes beneficios sobre la piel, este pigmento también es comúnmente conocido por:
- Disminuir los ataques de asma causados por ejercicio físico.
- Reducir el riesgo de desarrollar enfermedades del corazón (el betacaroteno y sus reacciones con otros elementos podrían eliminar el colesterol malo almacenado en el cuerpo).
- Proteger la piel de los radicales libres y reducir el riesgo de quemaduras solares.
- Proteger la piel del envejecimiento y evitar arrugas.
- Proteger los ojos de infecciones y cataratas.
- Aumentar las defensas.
- La vitamina A en la que se transforma ayuda a mantener en buen estado la visión, las mucosas y los huesos.
- Prevenir el empeoramiento de la artrosis.
Es la capacidad de transformarse en vitamina A si el cuerpo así lo requiere lo que hace del betacaroteno un elemento fundamental en el organismo. Los beneficios y la necesidad de esta vitamina están más que probados. Numerosas autoridades sanitarias a nivel mundial sugieren obtener betacaroteno y otros antioxidantes regularmente, ya sea a través de una dieta variada y rica en alimentos que contienen este pigmento (que después comentaremos) o mediante suplementos.
Debemos ser conscientes de que el betacaroteno se utiliza en tratamientos de trastornos hereditarios que desarrollan sensibilidad a la luz y para prevenir algunos tipos de cáncer, y enfermedades cardíacas. Sin embargo, es necesario comentar que la evidencia científica que respalde la eficacia del betacaroteno en estos usos es limitada o incluso inexistente. Por ello es necesario continuar realizando estudios y analizando resultados.
Fuentes dietéticas
Si antes hemos comentado que el betacaroteno se caracteriza por sus colores amarillos, naranjas y rojos, es lógico suponer que los alimentos con estos tonos tendrán cantidades más elevadas de este pigmento. Sin embargo, no son los únicos y, de hecho, algunos de los alimentos más destacables no tienen esos colores:
Zanahoria
Rica en betacaroteno, puede consumirse tanto cruda como cocida para aprovechar sus beneficios.
Espinacas
Uno de los alimentos con más altos niveles de betacaroteno pese a no tener el característico tono. La espinaca es un potente antioxidante que protege contra enfermedades degenerativas y del corazón, así como problemas de visión.
Calabaza
Su pulpa amarilla es rica en vitaminas y ayuda en la salud digestiva e inmunológica.
Melocotones
Con propiedades antioxidantes, protegen las arterias, mejoran la circulación y mantienen una buena salud visual.
Albaricoques
Ricos en vitamina A e ideales para fortalecer la piel y prevenir la degeneración celular.
Papaya
Con azúcares, fibra y enzimas digestivas, es beneficiosa para problemas digestivos (gastritis y/o úlceras).
Brócoli
Fortalece el sistema inmunológico gracias a su elevada cantidad de vitamina C. Es bajo en calorías, por lo que se suele recomendar para el control del peso.
Si queremos identificar alimentos con betacaroteno por sus colores, aquí dejamos una pequeña lista:
- Naranja: calabaza, mango, zanahoria, mandarina y naranja.
- Amarillo: piña, melón, manzana y pera.
- Verde: coles de Bruselas y acelgas.
- Rojo: tomate, sandía y pimiento rojo.
- Violáceo: remolacha.
- Blanco: cebolla.
Es crucial que tanto los médicos como los laboratorios promuevan la adopción de una dieta balanceada. De esta manera, es factible obtener betacaroteno de manera sencilla y natural, aprovechando sus beneficios para la salud.
Suplementos de betacaroteno
Existen numerosas controversias en torno a los suplementos de betacaroteno, cuyo beneficio se contempla en casos específicos y en pacientes con una incapacidad fisiológica para sintetizar cantidades adecuadas. Sin embargo, es imperativo ejercer un control riguroso sobre su dosificación. Es importante tener en consideración que este pigmento actúa como antioxidante, y la administración de dosis elevadas puede incrementar el riesgo de ciertas patologías en determinados individuos, como el cáncer de pulmón en fumadores.
Aislar un fitoquímico como una sustancia única puede perturbar el equilibrio natural de antioxidantes presentes en los alimentos. Es complicado igualar los beneficios de consumir frutas y verduras frescas porque es en ese momento cuando ocurren las reacciones e interacciones químicas que benefician al paciente.
Se ha demostrado que la ingesta de betacaroteno de forma aislada puede ser perjudicial para la salud, pero consumirlo de manera natural en frutas y verduras resulta muy beneficioso. De ahí que, a menos que sea la única opción, la mejor forma de obtener betacaroteno sea siempre a través de frutas y verduras. Estas no solo proporcionan betacaroteno, sino una amplia gama de nutrientes y fitoquímicos que trabajan para promover la salud.
De hecho, si se quiere potenciar su absorción en el organismo, es recomendable ingerirlos juntos a algún alimentos graso (aceite de oliva, semillas, frutos secos…). Los carotenoides, incluidos entre ellos el betacaroteno, son compuestos liposolubles, por lo que se absorben mejor en presencia de grasas. De todas formas, será el médico el que dictamine, si es necesario tomar suplementos, la dosis y si es adecuado para el paciente y su historial clínico.
Su influencia en análisis clínicos
Recientemente hemos abordado que la ingesta de suplementos de betacaroteno puede no ser la opción más idónea para aumentar los niveles de este pigmento en pacientes o individuos que lo requieran. Sin embargo, este no es el único aspecto a considerar en su potencial impacto negativo. Desde una perspectiva médica, se ha observado que el betacaroteno puede incidir en la ejecución de ciertos análisis clínicos y en la interpretación de sus resultados.
Consumir suplementos con una dosis excesiva no solo tiene consecuencias físicas (como que la piel adquiera un tono anaranjado), sino que puede manipular los resultados de las evaluaciones clínicas que dependen del color de la piel. En supuestos casos de ictericia puede suponer un problema serio porque dificulta el análisis y retrasa el tratamiento adecuado.
También puede afectar a los resultados de análisis de sangre, sobre todo si el exceso de betacaroteno provoca niveles de vitamina A altos también. Si se realiza un análisis para medir justamente los niveles de esta vitamina, no se estarían midiendo los reales, sino los que ha provocado el suplemento de betacaroteno.
Se recomienda al paciente informar al médico sobre la ingesta de suplementos de betacaroteno para que este tenga en cuenta la información a la hora de interpretar los resultados del análisis. Los laboratorios también deberán tener en cuenta estos datos para poder adecuar los resultados o pedir que se vuelva a realizar la prueba.
Por ello, en Ambar Lab somos rigurosos con las pruebas y análisis clínicos que ofrecemos. Nuestros servicios comprenden desde la realización de pruebas diagnósticas de laboratorio hasta la colaboración en el desarrollo de nuevos proyectos, pasando por el asesoramiento en cuestiones de gestión de laboratorio. Si buscas iniciar una nueva etapa en tu empresa junto a nosotros, solamente tienes que ponerte en contacto con nuestro equipo para que podamos ofrecerte los servicios que necesites.