Infección por babesia: cómo afecta al cuerpo y cómo tratarla

babesia

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Pese al paso del tiempo, los seres humanos seguimos sin ser inmunes a los ataques de parásitos. La higiene y todos los avances en el campo de la medicina han hecho que podamos curar o tener algún antídoto para la mayoría de estos seres vivos, pero si observamos cualquier síntoma debemos ser rápidos y acudir al médico para poder descubrir qué causa esos dolores. Uno de estos parásitos, protagonistas del artículo de hoy, es la babesia. Este protozoo causa la llamada babesiosis, una infección poco común pero muy grave que puede ser especialmente peligrosa en casos concretos.

Su presencia se ha confirmado en EEUU, en Europa y en Asia, donde se han notificado casos de infecciones por babesia. Por ello es fundamental que laboratorios y hospitales tengan un protocolo predeterminado y puedan realizar los análisis y pruebas necesarios para identificar lo más rápido posible este parásito y dar un tratamiento adecuado.

¿Qué es la babesia?

La babesia es un género de parásitos microscópicos que infectan los glóbulos rojos de animales y humanos, causando la enfermedad conocida como babesiosis. Estos protozoos son transmitidos principalmente por la picadura de las garrapatas, sobre todo las del género Ixodes, que también son responsables de transmitir otras enfermedades, como la de Lyme.

Como hemos comentado, la babesiosis puede afectar tanto a animales como a humanos, aunque es mucho más común que ataquen a los primeros, en especial al ganado, a perros y a otros mamíferos. 

La infección en humanos es más frecuente en áreas donde las garrapatas son comunes. Aunque muchas personas pueden no llegar a desarrollar síntomas o simplemente tenerlos muy leves, en casos graves puede causar fiebre alta, fatiga, anemia y otros problemas relacionados con la destrucción de los glóbulos rojos, que es justamente el elemento que esta garrapata ataca.

¿Cuáles son los síntomas de babesiosis?

Como acabamos de comentar, los síntomas pueden variar en severidad, desde leves o asintomáticos hasta graves, dependiendo del estado de salud del paciente, su sistema inmunológico y otros factores. Estos aparecen entre la primera y la cuarta semana después de la picadura de una garrapata infectada, pero pueden tardar más en aparecer en personas con un sistema inmunológico debilitado. Los más comunes son:

  1. Fiebre (de moderada a alta).
  2. Escalofríos.
  3. Fatiga extrema y debilidad.
  4. Dolor de cabeza.
  5. Dolores musculares y articulares.
  6. Sudoración excesiva.
  7. Anemia (causada por la destrucción de los glóbulos rojos).
  8. Ictericia (amarilleo de la piel y de los ojos).
  9. Orina oscura.
  10. Náuseas o malestar abdominal.

Desarrollo de la infección

Para que la babesia se contagie es necesario que se produzcan una serie de condiciones y periodos de tiempo. El proceso suele ser el siguiente:

Transmisión

El ciclo comienza cuando una garrapata infectada (generalmente del género Ixodes) pica a una persona y transfiere el parásito babesia.

Invasión de los glóbulos rojos

Una vez en el cuerpo, el parásito entra en los glóbulos rojos y comienza a reproducirse, destruyéndolos. Esto provoca la destrucción de estos glóbulos, lo que deriva en anemia y otros síntomas.

Reacción inmunitaria

El sistema inmunológico del cuerpo responde al ataque generando síntomas como fiebre, escalofríos y fatiga debido a la liberación de sustancias inflamatorias.

Progresión

En personas sanas, los síntomas pueden ser leves y la infección puede resolverse por sí sola, pero en personas con sistemas inmunitarios debilitados (los cuales explicaremos a continuación), la enfermedad puede volverse grave e incluso mortal si no se trata.

Complicaciones graves

En casos peligrosos, la babesiosis puede llevar a complicaciones como insuficiencia respiratoria, renal, fallo hepático, problemas cardíacos y/o coagulopatías.

Grupos de riesgo

Los grupos más vulnerables a la babesiosis son aquellos con sistemas inmunológicos comprometidos o condiciones médicas preexistentes que dificultan su capacidad para combatir infecciones. Entre los más susceptibles se encuentran:

Personas sin bazo (esplenectomía)

El bazo desempeña un papel clave en la filtración de los glóbulos rojos dañados o infectados. Las personas que lo han perdido o tienen uno disfuncional son más vulnerables a infecciones graves y a las complicaciones de la infección de la babesia.

Personas inmunodeprimidas

Las personas con sistemas inmunológicos debilitados, como pacientes con cáncer, VIH/SIDA o que están bajo tratamientos inmunosupresores (quimioterapia, medicamentos post-trasplante, corticosteroides…) son más propensas a desarrollar formas graves de babesiosis.

Personas mayores

La babesiosis tiende a ser más severa en mayores de 50 años, ya que el sistema inmunológico se debilita con la edad y aumenta el riesgo de complicaciones graves.

Personas con enfermedades crónicas

Aquellos con afecciones crónicas como enfermedades hepáticas, renales o cardíacas son más propensos a desarrollar complicaciones por este parásito.

Receptores de transfusiones de sangre

Aunque raro, es posible contraer babesiosis a través de transfusiones de sangre infectada. Las personas que las reciben pueden estar en riesgo si el donante fue previamente infectado por la babesia.

Personas en áreas endémicas

Aquellos que pasan mucho tiempo en áreas donde las garrapatas que transmiten Babesia son comunes (en bosques o áreas rurales en el noreste y el centro-norte de EE. UU, por ejemplo) tienen mayor riesgo de infección.

Estos grupos deben ser especialmente cuidadosos con las picaduras de garrapatas y buscar atención médica temprana si presentan síntomas de babesiosis o si descubren alguna picadura.

Tratamiento 

El tratamiento para la babesiosis generalmente incluye una combinación de medicamentos antimicrobianos, pues la infección la causa un parásito. El más recomendado consiste en una terapia combinada de dos fármacos, la atovaquona (antiparasitario) y la azitromicina (antibiótico). Este régimen suele ser efectivo y es, de hecho, el más utilizado en casos leves a moderados de babesiosis.

Si nos encontramos con casos más graves, especialmente si los pacientes son personas inmunocomprometidas o con síntomas severos, se puede utilizar la combinación de clindamicina (antibiótico) y quinina (antiparasitario). El único inconveniente es que, pese a ser efectivo, esta última propuesta suele generar más efectos secundarios en el paciente, por lo que se reserva para infecciones graves.

El tratamiento suele durar de 7 a 10 días en casos leves o moderados, pero puede ser más largo en personas inmunocomprometidas o en casos complicados. Es importante que, se tome la decisión que se tome, el proceso esté siempre supervisado por un médico.

Otras medidas que el profesional de la salud a cargo puede tomar dependiendo de cómo sea la situación y del estado del paciente es una transfusión de sangre. En casos muy severos de infección por babesia, donde hay destrucción masiva de glóbulos rojos, puede ser necesaria una transfusión de sangre para reemplazar aquellos infectados.

Pruebas de detección

Para detectar la infección por babesia podemos servirnos de varias pruebas diagnósticas cuyo objetivo será la búsqueda de la presencia del parásito en los glóbulos rojos o en la sangre del paciente. Un diagnóstico temprano es clave para comenzar el tratamiento y evitar complicaciones graves. Los métodos más comunes son:

Examen microscópico de sangre (frotis de sangre)

El laboratorio a cargo de las pruebas tomará una muestra de sangre del paciente y la examinará bajo el microscopio en busca de la presencia directa de babesia en los glóbulos rojos.

Para ello un técnico de laboratorio tendrá que teñir la muestra de sangre con colorantes especiales para resaltar el parásito. Si se observan estructuras en forma de anillo o de cruz dentro de los glóbulos rojos, se confirmará la infección. Por eso cuando la infección es muy leve puede ser tan complejo detectar la infección, ya que habrá pocos parásitos y será difícil su distinción.

Reacción en cadena de la polimerasa (PCR)

La prueba de PCR, que quizá nos suene por la pandemia, detecta el ADN del parásito Babesia en la sangre. Esta técnica amplifica pequeñas cantidades de su ADN, lo que la hace el tipo de prueba perfecta incluso en infecciones leves. Es mucho más precisa que el frotis de sangre en infecciones de baja intensidad.

Pruebas serológicas

Estas pruebas detectan anticuerpos producidos por el sistema inmunológico en respuesta a la infección por babesia. Para ello se tomará una muestra de sangre y se analizará la presencia de anticuerpos específicos contra el parásito. Estas incluyen también la prueba de inmunofluorescencia indirecta (IFA). 

El único inconveniente es que pueden tardar varias semanas en mostrar resultados positivos, ya que el cuerpo necesita tiempo para producir anticuerpos. Sin embargo, son útiles para confirmar infecciones pasadas o crónicas.

Pruebas de función hepática y renal

Estas pruebas evalúan el impacto de la infección en los órganos, especialmente en el hígado y los riñones. Para ello se tendrá que analizar la sangre para detectar niveles anormales de enzimas hepáticas, bilirrubina y otras sustancias. En casos de babesiosis, estos saldrán alterados debido a la destrucción de glóbulos rojos.

Cultivo de sangre

En raras ocasiones se puede cultivar la sangre del paciente en el laboratorio para observar el crecimiento del parásito. Se extraerá una muestra de sangre y se colocará en un entorno especial para permitir que los parásitos crezcan y sean detectados. La causa del poco uso de esta técnica es la lentitud en la obtención de resultados.

Pese a que todas las pruebas pueden ayudarnos en la detección del parásito, los médicos suelen utilizar una combinación de varias, como el frotis de sangre y la PCR, para confirmar el diagnóstico, especialmente en pacientes con síntomas leves o en áreas donde la babesiosis es endémica.

Los profesionales de la salud siempre tendrán en cuenta los antecedentes de exposición a garrapatas, viajes a áreas endémicas y factores de riesgo de los pacientes. Estos aumentan la sospecha clínica de babesiosis. Una detección temprana mejorará siempre el pronóstico y permitirá un tratamiento más eficaz. De ahí la importancia de contar con un laboratorio de confianza, capaz de ofrecer todo tipo de pruebas y asesoramiento para que el servicio al paciente sea el más rápido y cómodo para ellos.

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