La hormona antimülleriana

hormona antimülleriana

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Tenemos en nuestro organismo una gran cantidad de hormonas que ayudan a las células a cumplir sus funciones. Quizás nos suenen algunas de ellas, como la dopamina o la serotonina, la famosa hormona de la felicidad. Pero existen muchísimas más en nuestro cuerpo. Una de ellas es la hormona antimülleriana (AMH por sus siglas en inglés). Aunque el concepto pueda parecer un poco complicado, se debe al nombre de los conductos paramesonéfricos del embrión, también conocidos como conductos de Müller. De ahí que la hormona que provoca que estos conductos no se desarrollen en los bebés con órganos reproductivos masculinos se llame ‘anti-mülleriana’. Sabemos que puede ser un poco complicado de entender al principio, así que vamos a ir desengranando todos los conceptos poco a poco, desde la definición completa de esta hormona, cómo afecta en el desarrollo y para qué serviría su análisis.

¿Qué es la hormona antimülleriana?

La hormona antimülleriana es una sustancia química producida en los tejidos reproductores (testículos y ovarios). Su cantidad varía según la edad y el sexo. Esta hormona es muy importante durante las primeras fases del desarrollo de un bebé, especialmente de sexo masculino. Los testículos serán los encargados de generar la hormona antimülleriana, lo que hará que el desarrollo de los órganos reproductores femeninos se detenga, promoviendo en cambio el desarrollo de otros órganos reproductores masculinos. Es durante las primeras semanas de embarazo cuando el feto tiene el potencial de formar órganos reproductores masculino o femeninos. Los testículos producirán tanto AMH como andrógenos para detener el desarrollo de estructuras reproductoras femeninas (conductos de Müller) y, al mismo tiempo, promover la creación de órganos reproductores masculinos.

Si durante este proceso no hay suficiente AMH pueden desarrollarse órganos sexuales ambiguos (personas intersex). Por tanto, esta hormona, básicamente, se encarga de ‘dar instrucciones’ a las células para que generen órganos reproductores masculinos en los bebés de cromosoma XY. Por ello, la concentración de AMH en los infantes con órganos reproductores masculinos es elevada hasta la pubertad. A partir de esa etapa comienza a disminuir.

En los bebés con cromosoma XX ocurre lo contrario, ya que la hormona fomentará la creación de órganos reproductores femeninos. La concentración de AMH es baja en estos casos hasta la pubertad. A partir de esta fase, los ovarios comienzan a producir hormona antimülleriana, por lo que su concentración aumenta. A partir de este punto su cantidad comienza a disminuir, hasta que, tras la menopausia, la hormona apenas es detectable.

Esta hormona sigue siendo muy importante durante todo el desarrollo del bebé, sobre todo durante la edad fértil. Cuando un bebé de cromosoma XX nace, presenta cerca de 1 millón de óvulos. Esta cantidad, obviamente, va disminuyendo naturalmente durante la infancia, hasta que quedan cerca de 500.000. De éstos, solamente una pequeña cantidad entrarán en la fase de maduración folicular (se libera 1 cada ciclo menstrual). La hormona antimülleriana mantiene el equilibrio de las variaciones cíclicas de las hormonas lutropina y folitropina durante la maduración y liberación de óvulo. La cantidad de AMH que hay constituye, por tanto, un reflejo del desarrollo del folículo ovárico.

Utilidad de un análisis de AMH

Durante mucho tiempo se pensaba que la hormona antimülleriana solamente intervenía en el desarrollo sexual fetal. Sin embargo, en las últimas décadas se ha descubierto su utilidad como marcador de función ovárica.

De hecho, ya hay muchos estudios que demuestran que la concentración de AMH puede resultar útil para predecir la reserva ovárica y las posibilidades de que la persona pueda quedarse embarazada o no. Como la hormona antimülleriana disminuye durante la vida fértil del paciente y sobre todo cuando se acerca la menopausia, puede ser detectable tras ésta. Por ello, el análisis del AMH es tan útil en la evaluación del estado fértil de un paciente, además de ayudar a determinar el inicio de la menopausia. Con estos datos se puede crear un diagnóstico de fertilidad para ver cuándo sería, si es el deseo del paciente, el momento ideal para el embarazo.

También se ha estudiado la relación entre la hormona antimülleriana y el síndrome de ovario poliquístico (SOP). El exceso de de folículos que se observa en esta enfermedad provoca un aumento anormal de AMH. Esta hormona también puede tener una cantidad elevada en ciertos tumores ováricos (benignos o malignos). Si este tumor produce AMH, se puede utilizar como marcador tumoral para analizar la eficacia del tratamiento que se suministre al paciente, además de ayudar a detectar recurrencias.

¿Cómo se utiliza la prueba de hormona antimülleriana?

El análisis de la hormona antimülleriana no suele solicitarse muy a menudo. Sin embargo, existen ciertas circunstancias en las que el médico puede requerir de él. Vamos a dividir las categorías en adultos y bebés.

AMH en adultos. Cuando existen casos de infertilidad, la AMH ayuda a predecir la reserva ovárica. Suele solicitarse junto a un análisis de hormonas FSH o estradiol. También puede utilizarse antes de realizar alguna técnica de reproducción asistida, como en la fecundación in vitro. La concentración de AMH se asocia con el porcentaje de éxito del tratamiento. Si la cantidad de esta hormona es baja significa que la respuesta ovárica es pobre; lo más seguro es que se recuperen muy pocos óvulos tras la estación ovárica. Si el análisis se pide con este fin, suele acompañarse con una ecografía transvaginal para contar el número de folículos. Como ya hemos comentado anteriormente, esta prueba también puede solicitarse cuando existe la sospecha de síndrome de ovario poliquístico o de cáncer de ovario (la AMH se utiliza mucho como marcador).

AMH en bebés. La hormona antimülleriana puede emplearse en bebés que presentan genitales ambiguos para poder asignarle un sexo. Normalmente irá acompañado de un estudio cromosómico, uno hormonal o pruebas de imagen.

¿Cuándo tendría que solicitar el análisis?

La prueba puede solicitarse para analizar la función ovárica y la fertilidad. También para observar si se acerca la fase de la menopausia o si se presentan síntomas de un posible síndrome del ovario poliquístico. Algunos de ellos son:

  • Sangrado uterino fuera del período de menstruación o de características anormales.
  • Acné.
  • Amenorrea.
  • Mamas de tamaño pequeño.
  • Ovarios aumentados de tamaño.
  • Hirsutismo (vello en cara, patillas, barbilla, labio superior, línea media del abdomen, tórax, areola del pezón, parte baja de la espalda, nalgas y parte interior del muslo).
  • Obesidad o aumento de peso.
  • Pequeñas verrugas en axilas o cuello.
  • Cabello fino.
  • Patrón de calvicie masculino.

También puede solicitarse la AMH en los casos de genitales ambiguos en bebés o cuando existe cáncer de ovario.

Los resultados de la prueba pueden estar en 1 o varios días. Es necesario mencionar que los análisis de esta hormona requieren de un instrumental específico y, por tanto, la muestra debe enviarse a un laboratorio de referencia. Puedes consultar con nuestro equipo cualquier tipo de prueba antes de siquiera solicitarla.

¿Cómo interpretar los resultados?

En el caso de un paciente adulto, una concentración baja de AMH mientras dura la menstruación puede indicar que existen pocos óvulos y, además, de pobre calidad. Esto daría lugar a una baja fertilidad, que al mismo tiempo produciría una mínima o incluso nula respuesta a los procedimientos de fecundación in vitro. También puede significar que los ovarios no funcionan normalmente (fallo ovárico precoz). Si la concentración de AMH es elevada puede significar todo lo opuesto: que la respuesta a la estimulación ovárica es muy elevada o incluso excesiva. En este caso sería necesario personalizar la dosis del tratamiento de fertilidad.

Si las concentraciones de AMH vayan disminuyendo progresivamente en un momento concreto podría significar el inicio de la menopausia. Para el síndrome del ovario poliquístico, por el contrario, se encuentran concentraciones elevadas de AMH, aunque no son diagnósticas de la enfermedad.

Si la hormona antimülleriana se utiliza para realizar el seguimiento del cáncer de ovario, su disminución indicaría una respuesta positiva al tratamiento, mientras que su aumento indicaría una recurrencia de la enfermedad.

En bebés, cuando existen genitales ambiguos y cariotipo con cromosomas XY junto a una ausencia de AMH o una concentración baja, puede indicar alteraciones en el gen de esta hormona (cromosoma 19). Éste se encarga de regular la producción de hormona antimülleriana y puede estar alterado en las disfunciones testiculares. Si este es el caso, se pueden formar estructuras reproductoras anómalas. Si a un bebé no le descienden los testículos, una concentración anormal de AMH y andrógenos indican que éstos sí están presentes y funcionan, aunque no se encuentren en el escroto.

En un feto con cromosoma XX pero fenotipo masculino, una concentración alta de AMH nos dice que la causa podría ser la presencia de tejido testicular. Una concentración baja, en cambio, indica un origen probablemente suprarrenal.

Conclusiones sobre la hormona antimülleriana

Existe cierta discusión entre la comunidad médica a la hora de solicitar análisis de la hormona antimülleriana. Algunos opinan y defienden uso de una manera más rutinaria, ya que puede ayudar a predecir el fin de la fertilidad, ayudar como marcador tumoral en caso de cáncer de ovarios o diagnosticar un posible caso de síndrome de ovario poliquístico. El ‘problema’ es que la AMH no se considera hoy en día una prueba diagnóstica por sí sola, sino que es más bien un apoyo, una herramienta para ayudar en el diagnóstico.

Por ello, desde Ambar Lab queremos poner a disposición de cualquier persona esta prueba hormonal. Nuestro equipo está en constante investigación para poner a disposición de todos los clientes los últimos avances en medicina y pruebas de laboratorio. Esperamos que esta información haya servido para concienciar y para aprender de la existencia y función de una hormona tan fundamental para nuestro organismo.

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